Mi llegada.

Asenti y le cogi la mano.

Las alas negras de neblina aparecieron en mi espalda, a la vez que mis ojos azules tornaban a un roso de brasa encendida. En ellos se reflejó un pánico y un miedo que ningún humano habría sido capaz de soportar. Extendí las alas mientras agarraba su mano con una fuerza muy superior a la de cualquier humano, para evitar que probablemente saliese corriendo.
-Aún puedo ofrecer más terror que este, pero lo considero suficiente para un vampiro-mi voz se había vuelto doble y grave, había dejado de tener ese tono suave para pasar a un tono peligroso y que traía a la muerte en él.-¿Con esto te basta Caroline?

Me paralizo si lo admito, estaba muerta de miedo, mas que el nunca habia tenido en mi vida y eso que mi vida era larga.
Le mire a duras penas, no quería cambiar de opinión.
-Si haces esto par que no vaya a visitarte tu te lo pierdes.-le dije con la voz temblando.

Volví de golpe a mi apariencia humana y la solté.
-No tengas miedo de mí, aún no. Solo quería demostrarte que puedo no caerte bien después de una de estas sesiones, pero si no cambias de opinión, reconozco que me impresiona al menos un poco-contesté.

Suspire al verle normal.
-Mira, sigo manteniendo lo que dije.-le dije.-a por cierto no vuelvas a hacerme eso, aparte del miedo que das, te pones muy feo.-dije riendome.-asi esta mejor.-le di una palmada en el hombro y me sente.

-Te ríes de miedo, ¿verdad? Una curiosa reacción...muy humana. Me senté a su lado.
-Después de todo los vampiros desaparecen sin más cuando su tiempo se acaba...así que supongo que no me verás cuando desaparezcas, o quizás sí.-comenté con un tono normal.

Me encogí de hombros.
-Prefiero no pensar en que desapareceré.-le dije sonriente.-solo vivo el momento como puedo.-

-En realidad no vives, y yo tampoco, así que no tenemos vida que vivir. Pero considero más divertido volver locos a los humanos que matarlos-comenté con una sonrisa.

Rei.
-Era una forma de hablar.-le dije riendome.-y yo no los vuelvo locos, no me gusta jugar con la comida.-

-Tú los ves como una manzana, yo como una pelota, casi no hay diferencia-contesté con una pequeña sonrisa.

Sonrei ante esa comparacion.
-¿Bueno entonces que puedo ir a verte a tu ciudad?.-

-Puedes-confirmé asintiendo.

-Bien.-le dije sonriente.-dile a tus demonios que no me maten.-

-Se lo diré-afirmé.

-¿Se sorprenderan?.-le pregunte curiosa.

-No lo creo, ya que eres una criatura no muerta, si fuese un humano puede que si-contesté.

-Oye y a Lestat cuando lo conoceré.-le dije un poco confusa.

-Pues lo ignoro, Lestat es más bien escurridizo-contesté.