Diversión

Aparecí por allí y mostré una de mis encantadoras sonrisas.
-Veo que te diviertes, demonio. Pero guarda tu diversión ahora y preséntate-le dije a una distancia de varios metros. La verdad es que no iba a acercarme hasta ella, y menos habiendo mortales cerca.

Desde que lleo alli sentí su presencia, sonrei
-Soy Stilah, permanecí a la distancia que el habia estimado entre nosotros.-

En un parpadeo me coloqué frente a ella.
-Supongo que ya sabes quién soy yo, aunque por cortesía me presentaré formalmente.-hice una pequeña reverencia pero sin apartar la vista de sus ojos.-Lucifer, príncipe de las tinieblas. Debes saber que bajo mis órdenes está prohibido mostrarse ante los mortales con tu verdadera apariencia, aunque ellos no puedan verlo, tampoco pueden llegar a adivinarlo, así que procura tomar una forma humana completa para presentarte ante ellos la próxima vez. Veo que eres nueva, lo pasaré por alto esta vez en ese caso.

Me transforme totalmente en humana y sonrei.
-Todo arreglado...-

-Veo que tú y yo nos entendemos a la perfección-comenté asintiendo con aprobación.-Has de saber que castigo con dureza, pero también recompenso, así que si me obedeces no habrá problema alguno.
-Este mundo está podrido, los humanos lo destrozan, y nosotros hacemos las cosas para nuestro beneficio, así que recuerda, no siempre lo bueno es bueno, y lo malo, malo, todo depende de intereses. Los ángeles nos buscan para eliminarnos, no harás nada sin que yo lo sepa, ¿entendido? Un desliz puede costar caro.-añadí acariciando su barbilla unos segundos. Aquel contacto no había significado nada, pero sin embargo no dejaba de tener ese toque irresistible que me caracterizaba, algo tenía que tener a mi favor...
-Vamos, ven conmigo Stilah-mi voz sonó fría, pero no era en absoluto una orden, sino más bien una invitación.

-Lo unico que quiero que sepas, que estoy dispuesta servirte en lo que me pidas, siempre que eso este dentro de mis intereses claro esta.-despues le segui hacia donde el iba.

-Los demonios me obedecen al margen de sus propios intereses, casi siempre mis intereses suelen tener un beneficio común, y en el caso en el que sean propios también lo hacen. Harías bien en recordarlo, todos me obedecen sean cuales sean sus intereses. Si lo haces y me demuestras tu lealtad, quizá te conceda privilegios tales como preocuparte por tus propios intereses o cierta libertad. Descubrirás que con mis subordinados no soy nada cruel, mientras hagan lo que yo ordene para que todo siga su curso, son gratamente recompensados. Si me desobedeces o intentas algo peligroso, tu castigo será tan insufrible que desearás ser un ángel, créeme. Pero creo que tú y yo nos entendemos bien, así que confío en que lo hayas captado.-le contesté con una sonrisa frívola.-Demos un paseo, ¿tienes alguna pregunta? Pregunta lo que quieras.

Sonrei con malicia
-No, todo me ha quedado claro...-
-Ademas creo que esto me va a gustar.-

-Así me gusta, eres una chica lista y sabes lo que te conviene. ¿Tienes una espada demoníaca?-pregunté con cuierta curiosidad por saber si ya tenía una o tendría que armarla personalmente.

Saque la espada que llevaba colgada a la espalda y se la mostre.
-Esta es.-

-Bien, con esa servirá de momento-contesté satisfecho.-Bueno...infórmame acerca de tí Stilah, quiero saber de tus habilidades y tu pasado, puedes serme útil.

-Fui huerfana desde muy pequeña y tuve que aprender a sobrevivir por mí sola, sin la ayuda de nadie lo que ha hecho que sea tan independiente. El unico apoyo que tuve durante un par de años fue el de mi abuelo que en poco tiempo me enseño mas sobre la vida de lo que cualquier padre puede enseñar a su hijo en 18 años, me enseño todas su habilidades, aunque ahora me sirven de bien poco por que con esta espada lo unico que se es clavarla o cortar...-

-En tal caso tendremos que comprobar si eres un demonio con potencial o no, ¿no crees? De ser así tendrías un entrenamiento y una nueva espada.-comenté mirándola.

Deudci lo que su mirada me decía
-¿Me estas diciendo que tengo que enfrentarme a ti?-dije algo interesada y sorprendida a la vez

-No, mi querida Stilah, no intervengo salvo en contadas y necesarias ocasiones. Probaremos tu valía de otra forma-la miré y sonreí al ver ese interés latente en sus ojos-¿Eso te decepciona? ¿Quizás quieres enfrentarte a mí?

Sonrei maliciosamente
-Si me negara engrandecería mas tu ego y sería tentador enfrentarme a ti...pero prefiero no hacerlo.-
-¿Cual es tu prueba?-pregunte interesada

-Una respuesta muy acertada sin duda, mantienes el respeto. Aprecio esa cualidad en uno de mis servidores.-me mostré pensativo-Recientemente he luchado contra Vehuiah, confío en que sepas quién es. Dime, ¿te enfrentarías a él tú sola con tu espada, o por el contrario harías alguna otra cosa?-inquirí mirándola.

Mostre una media sonrisa
-En verdad es algo tentador, sin embargo, está bastante claro que terminaría derrotandome, pues es mas viejo y fuerte que yo...-

-Entonces no lucharías...mmm-la miré entrecerrando los ojos.-Eres una chica muy lista, si me sirves bien, tendrás muchos privilegios. Empezarás ya mismo, ¿qué dices?

-Sera un placer...-dije sonriendo

-Quiero que te encargues de vigilar bien los nuevos movimientos de los ángeles, en especial de Vehuiah, pero óyeme, no te acerques a él. De momento te quedarás conmigo, hasta que tenga nuevas noticias de su paradero, entonces será cuando te envíe. No te preocupes pequeña, aunque no parezca protejo a los míos, no tendrás grandes dificultades en vigilarle.-informé con una media sonrisa encantadora.

-Como prefieras....-dije con una media sonrisa asintiendo con la cabeza.

-Bueno...quiero que me informes acerca de tí, cuéntame, qué se te da bien, qué se te da mal...tu historia...-le pedí mirando al frente y extendiendo los brazos, dando a entender que áceptaba variedades de temas de conversación.-Mis demonios no suelen darme mucha conversación, la mayorá de las veces porque los conozco a todos,toda su historia, su vida y su muerte, pero como tú eres una nueva ayudante...adelante.

-Bueno, pues en mi historia no hay mucho que contar...Pasé mi infancia con mi abuelo, que me enseño a manejar una espada y a defenderme ante lo que me pudiera encontrar, despues de dos años, mientras dormiamos lo asaltaron yo conseguí escapar pero el fue asesinado desde entonces he estado vagando de un lugar para otro, entrando en casas robando el dinero y matando s asus propietarios quedandome con todas sus cosas.-le conté.