Entregando una espada.

-Adelante pues, dime-contesté.

-Ya te lo he dicho odio tu enorme ego, esa forma con la que vas perdondando la vida a la gente, eso es, solucionado ¿no?. Ahora puedes reirte de mí a tus anchas.-le dije con indiferencia.

-¿Tú crees que le perdono la "vida" a la gente?-dije con ironía.-No, solo te ofrezco algo a cambio de sufrir una eternidad de tormentos, pero si prefieres permanecer en el infierno para siempre, adelante, dímelo, y te lo concederé.

Gire la cara mirando hacia otro lado.
-No lo has entendido no me refiero a eso, lo que yo quiero decir es...bueno dejalo no creo que mrezca la pena. La verdad es que estoy bien aqui.-le dije

Entrecerré los ojos y sonreí a medias.
-No será envidia, ¿verdad mi querida Stilah?-pregunté por casualidad.

Sonreí y gire la cara lentamente para mirarlo.
-La envidia para mi es estúpida te hace gastar energias que puedes emplear en otras cosas.-le dije con indiferencia.

-Cierto, entonces ¿cuál es el motivo real? Y no te andes con rodeos, me gustaría saberlo ya, aunque no lo creas, tengo cosas en qué pensar, así que por favor, te pido que seas rápida en tu respuesta-contesté.

Palmee su hombro varias veces y sonrei.
-Puesto que tienes cosas en las que pensar no pierdas el tiempo conmigo, ya nos veremos.-le dije sonriendo mientras me daba la vuelta y me iba de alli.

Aparecí delante de ella al segundo.
-Stilah...¿recuerdas lo que pasa si intentas burlarte de mi de esa forma?-canturreé acercándome a ella mientras mis ojos brillaban como brasas, con una sonrisa a pesar de todo.
-No me torees más pequeña demonio, habla y contesta lo que te he pedido-ordené secamente tras unos segundos.

Sonrei sin poder evitarlo ante sus palabras.
-Ya te lo dije tu arrogancia...¿Puedo irme ya?-le dije exhalando un suspiro.

-¿Por qué? Eres un demonio, pero consideras que soy arrogante y tienes poca lealtad hacia mí, a pesar de lo benevolente que he sido contigo..¿por qué? Empiezas a tener mentalidad de angelito bueno y caritativo...y eso me disgusta en mi personal...tal vez no merezcas la espada que te he dado...¿la mereces?-apoyé las palabras con un ligero ataque mental continuado, que serviría como advertencia de que empezaba cabrearme.

-Bueno es gracias a eso a lo que soy un demonio a mi apariencia...-

-No estás cumpliendo tus servicios Stilah, y no te conviene cabrearme. Dijiste que me servirías, así empieza a hacerlo o lo pasarás tan mal que desearás dejar de existir.-contesté con frialdad, dejando que un rastro de temor se apoderara de ella gracias a mis ojos.-Si intentas retarme, burlarte de mí o algo parecido, acabarás muy mal, ¿entendido? Ahora contéstame a la pregunta de la que espero respuesta.

-Ya veo que aun no has entendido nada, ya te lo he explicado crees qe lo que yo hago es burlarme de ti, pero te equivocas porque yo nunca haría una cosa así con alguien como tú. Me pides mi lelatad y la tienes, me pides mis razones y te las doy, ¿que mas quieres?-le dije con la voz algo cansado y girando la cara para no mirarlo, mientras retrocedía varios pasos.

Carraspeé y mis ojos volvieron a la normalidad.
-A veces no controlo mis arranques de poder-me escusé pasando por su lado para sentarme de nuevo.
-Está bien...¿quieres saber? Me preguntaste por si estaba enamorado de un ángel...y te respondí. Pregunta lo que quieras, soy el diablo, pero fuera de lo que piensen nuestros enemigos, tengo consideración con mis demonios fieles. Siéntate, llevo mucho tiempo sin compañía en la que confiar...-le dije señalando esta vez el hueco junto a mí.-Tienes que aprender muchas cosas...serás poderosa si te lo propones.

Trague saliva y despues de un rato m sente junto a él, mirandolo eta vez a los ojos.
-Y ése a pesar de lo que pienses es mi único proposito...-le dije.

Asentí conforme y acaricié su barbilla.
-No me tengas miedo Stilah...-murmuré acabando con el contacto.
-Pregunta lo que quieras y te responderé.-añadí recostándome sobre el sofá.

-Pues la verdad que ahora no tengo nada que quiera preguntarte.-le dije con sinceridad.

-¿No se te ocurrió venir a visitarme cuando te convertiste en demonio, o es que tenías miedo?-pregunté con un tono norma, de simple conversación.

-Pues al principio estaba demasiado ocupada asmilando que me habían matado y que era un demonio.-le dije en tono irónico.-Pero despues me pusé a pensaro mas detenidmente, hasta que tú meecontrastes antes a mi de que me diera tiempo a buscarte si quiera.-le dije con sinceridad.

-Entiendo, los nuevos demonios suelen estar desorientados los primeros días por eso de ver el mundo con otros ojos, ya me entiendes. Tendrás más poder del que te imaginas si aprendes bien-le dije haciendo aparecer en mi mano una llama de fuego y poco después extinguiéndola con gran facilidad.

-Bueno eso espero al menos.La verdad que ahora si e haría una pregunta:¿alguna vez has matado a alguno de los demonios como yo? Quiero decir que acaban de llegar hasta este tipo de vida...-

-Les doy a todos un periodo de prueba, pero los que se pasan de la raya, sí, los elimino.-contesté.

-Ya, pero no me has respondido a mi pregunta.-le dije sin querer ser descarada.

-Te acabo de decir que sí, les doy un tiempo, y si veo que se pasan de la raya o intentan algo, les elimino de inmediato.-repetí.