Entregando una espada.

-Vale.-le dije abriendo los ojos.

-¿Tienes miedo de que te mate acaso?-pregunté interesado por aquella pregunta que me habia realizado.

Sonreí.
-No, es simple curiosidad. Aunque tambien ya sé que no sería la primera...pero intentare evitarlo.-le dije bromeando.

Sonreí ante su comentario.
-No te preocupes, por ahora vas por el buen camino.-contesté mirándola con una sonrisa malévola.

-Bueno pues intentare no desviarme...-le dije.

Sonreí y me apoyé contra el respaldo del sofá.
-Te enseñaré a ser poderosa, yo haré que tu poder crezca-le propuse-¿Estás dispuesta a aprender?

Asentí.
-Sí, espero no arrepentirme de esto...-dije y despues sonreí.

-¿Por qué ibas a arrepentirte de ser más poderosa? ¿O te arrepentirías de aprender de Lucifer?-pregunté.

-De ningua de las dos cosas, eso sería todo un gusto para mí, espero no arrepentirme de haber elegido ser un demonio.-le dije con una pequeña sonrisa maliciosa.

-Lo elegiste en cierto modo, actuando como actuabas. Te enseñaré, pero necesitarás tiempo y paciencia-contesté.

-Bueno la paciencia es algo que no me sobra precisamente, pero tendré que arender a tenerla, no me queda mas remedio.-

-Si quieres aprender algo decente, no te queda otra-afirmé.

-Ya esta decidido, quiero aprender a ser mejor cueste lo que cueste.-le dije segura.

-Bien, supongo que ya sabrás crear una simple llama de fuego, ¿o me equivoco?-cuestioné mirándola.

Abrí mi mano y me concentre cerrando los ojos, haciendo aparecer una pequeña bola de fuego, despues abrí los ojos y se esfumó.
-¿Que te parece?-

-Un poco lento, fíjate-abri la mano creando una llama que desapareció al cerrarla y volvió a aparecer al abrirla, durante un periodo de unos minutos.-¿Lo ves?

-Sí.-le dije asintiendo mientras estaba muy atenta a lo que me estaba enseñando.

-Y con los ojos abiertos-dije levantando una ceja y sonriendo.-Vamos, hazlo.